Jacques de Molay (entre 1240 y 1244-1314) fue el último Gran Maestre de la Orden del Temple.
La Orden del Temple fue fundada por nueve caballeros franceses tras la Primera Cruzada para proteger a los cristianos que peregrinaban a Tierra Santa. Tras ser aprobada oficialmente por la Iglesia Católica, su poder creció, llegando a gestionar una compleja estructura económica y financiera. Los templarios se convirtieron en prestamitas de las grandes fortunas de la época. Nobles e incluso reyes como Felipe IV de Francia eran deudores del Temple. Éste, profundamente endeudado con la Orden, comenzó a presionar al Papa Clemente V para que tomara medidas contra los templarios.
El viernes 13 de octubre de 1307, en una operación conjunta y simultánea en toda Francia, los templarios fueron arrestados bajo la acusación de herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos. Sometidos a tortura muchos confesaron para salvar sus vidas, entre ellos el Gran Maestre, Jacques de Molay. Además, sus bienes fueron requisados y pasaron a formar parte de la Corona.
Molay fue quemado en la hoguera frente a la catedral de Notre Dame en París, tras proclamar la inocencia de la Orden. En sus últimas palabras invitó al Papa y al rey de Francia a unirse, en el plazo de un año, al juicio de Dios:
Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año...
Lo sorprendente es que la profecía se cumplió: el Papa Clemente murió treinta y tres días después, posiblemente envenenado; Felipe V, nueve meses después, tras un accidente de caza.
Jacques de Molay. |
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