martes, 20 de marzo de 2012

Otra victoria como ésta y estaremos acabados

Pirro de Epiro.

Desde el sigo V a.C. se produjo una expansión de la República Romana a costa de los territorios de la Italia peninsular. El territorio del sur era conocido como la Magna Grecia debido a que gran parte de la zona de costa estaba ocupado por  colonias griegas como Tarento y Crotona.

En 280 a.C. Roma violó un tratado marítimo que le impedía entrar en aguas de Tarento. El temor a ser víctimas del expansionimo romano llevó a Tarento a solicitar ayuda a Pirro, rey de Epiro, lo que dio origen a las guerras pírricas.

Pirro acudió al sur de Italia con un gran ejército de unos 25.000 hombres y 20 elefantes de guerra, que nunca se habían visto en Roma. Tras su primera victoria en Heraclea, en la que perdió a muchos de sus hombres, Pirro consiguió estar a tan sólo 30 kilómetros de Roma. Sin embargo, la oposición de los pueblos autóctonos le hizo retroceder.

La segunda batalla se produjo en 279 a.C. en Asculum,  entre las legiones romanas mandadas por el cónsul Publio Decio Mus y el ejército del general griego Pirro de Epiro, junto con tropas aliadas de tarentinos, oscos y samnitas.

La batalla duró dos días y se saldó con la victoria de Pirro. Sin embargo, los griegos perdieron tantos hombres que Pirro admitió al terminar la batalla: Otra victoria como ésta y estaremos acabados.

Pirro observando un campamento romano. Jacob Abbot.




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